Audi R8

La firma de los aros ingresa al mundo de los superdeportivos con un modelo tan atractivo como radical.

Sin categoría | conduciendo | 09/01/2007 | Compartir

El nuevo Audi R8 ha llegado en hora buena al mercado; ha sido una gran novedad presentada en salón de Paris de este año y se embarcado hacia el puerto mas codiciado por todos los fabricantes: el éxito en los super deportivos.

Son pocos los fabricantes que han podido dejar su huella con carros realmente deportivos; los casos de constructores legendarios son los más conocidos y es allí donde el R8 insertara su primera marcha. Competirá de lleno con dos modelos: el Porsche 911 y el Lamborghini Gallardo. Ambos por medidas, precio y nivel prestacional. Además se suman a esta lista los primos italianos Ferrari F430 y Maserati Coupe. Queda en este conteo el también muy deseado Aston Martin V8 Vantage y el nuevo hijo de Jaguar: el XK. Quizás la lista anterior sea un tanto extensa en variedad y la competencia poco justa entre los participantes, pero el R8 por prestaciones se acerca más al cavallino rampante, pero su precio se equipara con la versión potenciada del Jaguar denominada XKR. Es decir, la relación precio-prestaciones muy buena.

Basado en el concepto Le Mans Quattro, el R8 casi no ha cambiado: la estética general se mantiene intacta. Presenta medidas similares a un sedan mediano de ciudad. Mide 4.43mts de largo, 1.90mts de ancho y la altura es de 1.25mts. Con estas cotas el nuevo coupe alemán solo admite que dos pasajeros ocupen su espacio interior. Las butacas son tan exactas en su creación que logran una meta muy difícil de alcanzar: el ofrecer contención en el manejo deportivo al tiempo de comodidad para el uso diario.

Y en este eslabón es donde el R8 comienza con su éxito: la posibilidad de ser usado a diario. El diseño del bastidor fue pensado en base a una plataforma nueva y siguiendo el método Audi Space frame la carrocería posee un peso muy limitado. El tren de rodaje cuenta con brazos transversales dobles tanto delante como detrás compuestos por elementos de fundición de aluminio. Esta diagramación forma parte del conjunto y arma una estructura muy firme al tiempo de ser práctica.

El motor es el mismo que monta el brutal RS4: los 420 hp son expulsados por los ocho cilindros y 4200 centímetros cúbicos. Dicho impulsor se muestra muy efectivo en varios puntos: el rendimiento es supremo en toda la franja de revoluciones contando con el 90 por ciento de la potencia a partir de las 3500 rpm hasta las 7500. Otro item importante es el consumo, que no es tan elevado como se supone de ante mano. El par se sitúa en los 430 newton-metros, una cifra atómica y casi de competición. Con semejantes datos las aceleraciones del R8 logran datos para el infarto: los primeros cien kilómetros por hora (60 mph) los alcanza en solo 4.6 segundos y la máxima es de 301 km/h (186 millas por hora). Es una suerte que modelo germano no halla sido incluido en el pacto de caballeros que firmaron Audi, BMW, Mercedes, Volkswagen y Opel; de haber sido de esta manera la velocidad de punta se ubicaría en solo 155 millas por hora.

El diseño -tanto interior como exterior- se rige bajo un lema monosilábico: deportividad. Para el caso los ingenieros se han congeniado de la mejor manera con los diseñadores y sacado a la luz un hijo muy elegante y bello. Las líneas se unen y separan un millar de veces conformando un dibujo estético casi perfecto. La aerodinámica también es importante para los profesionales del tablero y el aire se pasea por los contornos sin oponer resistencia alguna. En el interior las butacas pueden ser forradas con la combinación de alcantara y cuero. Dentro del extenso libro de equipamiento es destacable el navegador satelital de serie, la cámara de visión trasera y los faros de led. Estos pueden ser equipados en forma opcional y poseen como característica principal el as lumínico mucho más extenso, centrado y efectivo que producido por los faros de xenón.

Para concluir, el Audi R8 ha caído a un mercado muy complejo, pero la tecnología germana no se queda atrás.