Doble embrague: una marcha fluida

Las cajas automáticas han mejorado con el correr de los años. A tal punto que en muchos casos, el pase de las marchas es imperceptible, lo que aumenta de manera significativa en confort de manejo.

Interés General | conduciendo | 30/04/2016 | Compartir

La tecnología en la industria automotriz no es solamente colocar sistemas de conectividad y entretenimiento. La seguridad y el confort de marcha son también pilares en la innovación.

Los automovilistas que disfrutan de las cajas automáticas tuvieron su “premio” con el paso del tiempo. Es que al hace años, entre cambio y cambio, se percibía un delay y un tironeo que hacía un una conducción poco confortable. Eso se modificó en los último años con la incorporación del doble embrague electrónico.

Este sistema se pone en funcionamiento una vez que se prende el motor. En ese momento se encuentran todas las marchas liberadas y los embragues acoplando el giro del motor. Luego, el sistema electrónico acciona ambos embragues y coloca la primera marcha. Al dejar de pisar el pedal de freno, el mando de los embragues acopla parcialmente el correspondiente al eje de marchas impares, produciendo el movimiento del vehículo en primera marcha, al pisar el acelerador va cerrando completamente el embrague impar, al mismo tiempo, va colocando la segunda marcha en el conjunto de marchas pares.

Al llegar a la velocidad necesaria para el cambio de marcha, el sistema desacopla el embrague de marchas impares y acopla el de marchas pares, en el que ya estaba seleccionada la segunda marcha. Al mismo tiempo, en el conjunto de marchas impares se selecciona la tercera marcha, dejando el tren de engranajes listo para cuando el motor llegue a las revoluciones en las que sea necesario hacer nuevamente el cambio de marchas.

Entonces se repite el cambio de embrague, y queda acoplada la tercera marcha y se libera el conjunto de pares para que el sistema coloque la cuarta marcha. Así se llega hasta la sexta marcha con muy poca pérdida de tiempo entre cambios, y sin la necesidad de un convertidor de par como en las cajas automáticas convencionales.

Este es el proceso con el que se van engranando las velocidades y hacen que el la conducción sea fluida y se pueda disfrutar de la marcha óptima del vehículo.