Test: Chevrolet Onix LTZ AT

Se destaca por incorporar la transmisión automática de seis marchas de los modelos de segmentos superiores de la marca. Una opción distinta ante la superpoblación de vehículos pequeños.

Pruebas | conduciendo | 23/01/2015 | Compartir

Chevrolet cambió la estrategia de comercialización de sus vehículos. En realidad, lo que se ha modificado es la oferta de modelos que pasó a ser similar a lo que se puede encontrar en el mercado brasileño. Esta modalidad ha hecho que la gama más pequeña de la marca se haya superpoblado y lluevan posibilidades a la hora de comprar un 0km, pero… hay un modelo que se destaca por sobre el resto. La versión AT del Onix marca una diferencia de calidad y prestaciones, y gran parte de esa superioridad se debe a la incorporación de la transmisión que equipan los “hermanos más grandes”.

Aunque el punto principal de la prueba fue el trabajo de la novedosa caja automática de seis marchas, voy a hacer un repaso de las cualidades del modelo. El Onix continúa el proceso de renovación de la línea Chevrolet en la región, basado en la arquitectura global que generaron modelos como Sonic y Spin.

Las líneas exteriores muestran un salto notable con respecto a los anteriores modelos de Chevrolet. Las terminaciones con espejos y molduras color carrocería y las llantas de aleación bitono de 15 pulgadas, le dan una mezcla de deportivo y juvenil que nos parece un acierto para el segmento que está apuntado.

El interior se ve beneficiado por la distancia entre ejes de 2528 cm. que le da un buen espacio tanto en las plazas delanteras como en la traseras. Además, y a pesar de ser un vehículo pequeño, la altura del techo para los ocupantes de la segunda fila no es tan acotada. La posición de manejo es algo alta y puede ser complicado para las personas que están por encima de la media habitual. Para poder resolver esta situación, la butaca, al igual que el volante, cuenta con regulación en altura. Tiene un baúl de 280 litros de capacidad que está en la media del segmento.

Producido en la Planta de Gravataí, Brasil, el Onix cuenta con materiales acordes a la media del segmento. Es por eso que todo está desarrollado con plásticos duros y las terminaciones son algo rústicas. Ya lo nombré cuando probé la versión manual y ahora lo vuelvo a recordar porque aún sigo sintiendo rara la posición del tirante interno para el cierre y apertura de la puerta que está por debajo de lo habitual.

El tablero de instrumentos sigue con la línea novedosa de Chevrolet que muestra un cuenta vueltas analógico y un velocímetro digital. A su vez, la configuración de la consola central es más novedosa que lo habitual con la incorporación de la pantalla táctil de siete pulgadas que ofrece el sistema MyLink de información y entretenimiento que combina múltiples opciones con una interfaz rápida y buena respuesta al tacto.

En cuanto a su mecánica, ofrece la conocida motorización naftera de 1.4 litros y 8 válvulas que desarrolla una potencia máxima de 98 caballos. La novedad es que esta asociado con la transmisión automática de seis marchas que equipa, por ejemplo, el Sonic y el Cruze.

La “caja” tiene comunicación directa con el pedal del acelerador. El paso de marcha es del tipo convencional asistido por un sistema electrónico. ¿Qué quiere decir? Los cambios se pasan depende el rigor que le aplicas al el pie derecho. Si uno busca mantener la marcha para encontrar más potencia debe pisar fuerte para que la transmisión entienda que estás buscando aceleración.

Son seis marchas que hacen que el motor trabaje relajado a la velocidad crucero de ruta o autopistas. Está configurada para que las primeras marchas sean “cortas” para lograr la agilidad en el tránsito citadino y las últimas para el buen confort de marcha y el bajo consumo. Por ese motivo, en el recorrido extra-urbano a unos 120 Km/h., el Onix AT anda por las 3000 revoluciones por minuto y con un consumo de combustible de poco más de seis litros cada 100 kilómetros. Lo llamativo, es que en la misma distancia pero en ciudad, los números ascienden hasta casi superar los doce litros.

Para los que quieren la selectora manual, tiene a disposición la posición M que permite pasar los cambios de modo secuencial con una tecla +/- en la cara interna de la palanca. Una opción que no cambia mucho el funcionamiento de la transmisión.

Para poder competir en uno de los segmentos de más participación, Chevrolet dotó a la versión LTZ del Onix con un sistema de audio y multimedia con reproductor de radio AM/FM/MP3, cargador para CD, USB, Bluetooth y conexión auxiliar. Otro detalles de confort son las ventanas eléctricas, el aire acondicionado, el cierre centralizado de puertas por comando a distancia, los espejos exteriores eléctricos y la computadora de abordo. Con respecto al modelo manual, sumó volante revestido en cuero y el control de velocidad crucero. –ver ficha técnica

Creemos que el equipo de seguridad es el correcto si se tiene en cuenta el precio del vehículo en el mercado. El Chevrolet Onix cuenta con el sistema de frenos ABS (antibloqueo), EBD (distribución de la fuerza del frenado electrónicamente), los faros antiniebla delanteros, el indicador de cinturón de seguridad no colocado y airbags para conductor y acompañante. La garantía es de dos años sin limite de kilometraje y equipa un auxilio temporal en el baúl. –ver ficha técnica

El mercado de los automáticos todavía no es el más buscado por el argentino. A pesar de ello, las marcas van incorporando estas variantes para que el cliente que busca la transmisión automática la tenga disponible en todas las gamas. A mi gusto, con los graves problemas que hay de tránsito en la grandes ciudades, la caja automática es una bendición.

Chevrolet subió un escalón en calidad e incorporó la caja de seis marchas que se ofrecen en segmentos más caros. El Onix AT es una alternativa diferente que para tener uno de ellos habrá que desembolsar unos $193.400-.