Test: Nissan 370Z

Potencia y un trazo que cautiva. Este bólido cumple las expectativas de aquellos que buscan placer y diversión al volante de un auto individualista.

Pruebas | conduciendo | 11/09/2013 | Compartir

El espacio detentado por las verdaderas coupés es reducido, y ese ámbito se achica aún más si buscamos biplazas. Si a esto le sumamos aquellas que llevan la tradición japonesa de los 70´ casi nos quedamos sin referentes. Entre esos pocos exponentes está el 370Z de Nissan, modelo que reemplazó al 350Z y que, a su vez, reeditó al viejo y emblemático Datsun 240Z.

Su diseño logra acaparar las miradas de los transeúntes u otros conductores gracias a su auténtica agresividad y formas deportivas que se acrecientan con detalles como las llantas de 18´´ y la musculatura de su carrocería. Su baja silueta y sus mínimos voladizos le permiten mantener una actitud desafiante y agazapada, donde pareciera estar siempre listo a la carrera.

Tan inapelable es su exterior que el conjunto motor y su interior no pueden decepcionar. Fue necesario que Nissan equilibre su capacidad y estética con cualidades y condiciones de un auto que pueda ser utilizado en la ciudad sin problemas y que su radical concepción no lo llevasen a ser sólo un monumento de ruta. Podemos adelantar que se ha logrado ese objetivo.

Para elogiar los 333 caballos de fuerza no sobrará tiempo y líneas –que por cierto son estremecedores- pero tanta capacidad en un vehículo con tracción trasera es muchas veces difícil de dominar. En el 370, control de tracción de por medio, no nos encontramos ante un manejo rústico o dificultoso, por supuesto más áspero que en un sedan, pero no deviene en incomodidad para sus ocupantes en caminos de ciudad. Es de destacarse que con sus perfiles de neumáticos muy bajos (50´ los delanteros y 45´ los traseros) y sus suspensiones deportivas no reflejan significativamente las imperfecciones de la ciudad demostrando un armado compacto del auto.

Su posición de manejo es notoriamente baja, su acceso y sobre todo la salida del 370 es un tanto dificultosa. Ello es justamente lo que logra una postura ideal, donde las piernas se despliegan casi por completo hasta llegar a los pedales. A su vez, el pequeño habitáculo da también aspecto de bólido y hacen que la visibilidad sea un tanto reducida en todos los sentidos. No olvidemos que en el 370 solamente pueden viajar dos pasajeros y por ese motivo tiene un importante carácter individualista que se traduce en dos butacas bien forradas y de una sola pieza incluyendo al apoyacabezas.

En principio notaremos una butaca con buena sujeción lateral donde la caja de velocidades se encuentra en perfecta posición para manipular sus cortos recorridos invitándonos a jugar con ella en caminos que requieran su manipulación. A su vez, los mandos también fueron dispuestos al alcance de las manos para evitar quitar la vista de la carretera, lo que determinó la sobriedad de los mismos, sin dejar de mantener la línea de otros modelos de Nissan.

Manejar este deportivo es excitante y su potencia la denota desde el encendido del motor mediante el botón de ignición. Acelerar es su especialidad, y cuando se presiona el acelerador es la adrenalina la que fluye. Esta cualidad está acompañada por una caja de seis marchas de cortos recorridos que contribuye a su despliegue, siendo un tanto tosca para recorridos plácidos. Su dinámica está complementada por una asombrosa estabilidad en curvas, donde la velocidad sólo agregará más pasión, pero no riesgo dentro de los debidos cuidados que siempre debe tener el conductor.

Si bien su deportividad es su prioridad y está lograda de una forma impecable, como adelantamos, no debemos olvidar que es un auto que se conduce mucho por calles y requiere de cierto confort. Dentro de las posibilidades, se encuentra excelentemente bien lograda esa faceta, la que debiera estar complementada con algunos elementos de equipamiento de confort extra que no posee.

En síntesis: el 370Z es un bólido que hace todo bien en la carretera, pero no podemos dejar de ver sus buenos dotes para lucirlo en lugares no tan rápidos para su uso diario, con la consabida limitación que nos dará sus dos únicas plazas y un baúl muy pequeño e incómodo. Por eso sólo es un auto exclusivo, pero quién lo detente lo disfrutará en todos los ámbitos.