Test: Peugeot 3008

Con un estilo indefinido y cualidades diferenciadoras Peugeot armó un vehículo especial, que se destaca por su modernidad, motorización y diseño interior.

Pruebas | conduciendo | 11/09/2013 | Compartir

Si usted fuera una de esas personas que le ataca la duda de qué auto comprar y no se puede decidir, el 3008 puede ser un modelo que seguramente podría adaptarse a su necesidades, aún sin saber qué es.

Este auto posee una particularidad: es un poco de cada cosa. No es un todoterreno, pero tiene algo de ello, tampoco es una típica familiar, aunque a veces se le puede parecer, pero tiene las prestaciones de un pequeño hatchback. Algunos otros dirán que es un crossover, y a lo mejor esta sea la definición más acertada, pero tampoco ingresa en los cánones de lo que se ha visto últimamente. Por tal motivo el 3008 podrá cumplir diversas funciones correctamente.

En principio se destaca por una figura distinta que, como lo dijimos, pude ser emparentado con distintos tipos de autos. Es robusto y elevado, pero no tan grande. Su espacio interior es muy bueno y su diseño lleva a nuevos horizontes en cuanto a la forma de definir su consola central.

Empecemos por el principio. A la vista el 3008 ha despertado que varias miradas se dirijan hacia él. La gente no siempre lo distinguía y les llamaba la atención su forma y su frontal prominente y típico de la nueva línea del león. El diseño es moderno e indefinido y lo único que parece desentonar es el tamaño de los rodados que aparentan quedarle chico a tanta carrocería.Seguramente dos pulgadas mas mejorarían rotundamente su aspecto exterior.

Pero lo más eficaz de este auto es su interior. Su consola central es la estrella y se caracteriza por ser grande y ancha, dividiendo en forma bien definida ambas plazas delanteras (todo a nivel del apoyabrazos) emulando una copckit de avión. Esta viene en forma de pendiente desde el tablero y en ella se ubican la computadora de abordo e información general, la radio y otros elementos como el climatizador. La misma se integra suavemente a la horizontalidad del espacio donde se encuentra la palanca de cambios y termina en un gran apoyabrazos central que esconde una enorme guantera. Esa forma de integrar la “plancha” central es novedosa y será seguramente lo que estará viniendo en un futuro no muy lejano en muchos autos de gama media-alta que ya se ha visto en algunos salones.

Las butacas son otro de los puntos altos. Son cómodas y consiguen una gran postura de manejo y acceso a los comandos y a la palanca. La visibilidad de los comandos es muy buena y posee refractación de la velocidad en un pequeño vidrio desplegable delante del parabrisas a efectos de no quitar la vista del camino para ver la velocidad, ni que se nos vaya el pie sobre el acelerador en la ruta.

A lo mejor es reprochable del interior –no por su estética y calidad- el poco avance que han tenido algunos elementos. Por ejemplo, la radio, el aspecto de la computadora de abordo, el volante y las perillas de mandos son idénticas a los modelos (como el 307) que la marca fabrica desde hace al menos 6 años o más. En un vehículo que se distingue por la modernidad podría haber avanzado en estos aspectos también.

Hablando de modernidad, suma el mencionado asistente refractante de la velocidad, freno de mano electrónico (que además casi no ocupa espacio) y elección de tener asistentes al manejo según el tipo de camino en el que nos encontremos, que se conduce de una especie de rueda al costado de la palanca de cambios.

Esa modernidad se traduce en uno de los puntos más altos del auto que es su espléndido techo panorámico. Cuando hablamos de panorámico nos estamos refiriendo a que al menos un 90% de la superficie del techo es totalmente vidriada y capaz de ser cubierta por una cortina eléctrica. Si bien vale y mucho la pena tenerla siempre abierta, la extrema luminosidad que se produce en un día soleado puede perjudicar la visión. La única contra se encuentra en que el techo no se abre, sino que siempre está fijo ya que es un solo panel de vidrio.

Las plazas traseras no se destacan por un espacio especial, sino que son similares a la de cualquier sedan mediano, aunque sí poseen un buen espacio para la cabeza, pudiendo albergar a tres adultos sin inconveniente. Estas plazas tienen salidas de aire propias. Por su lado el baúl es otro destacado porque es amplio y a su vez se abre como el de las viejas rurales, en dos partes y muy simplemente, desplegándose un pequeño portón inferior que si es que fuera necesario. A su vez un doble piso muy prolijo nos permite guardar objetos fuera de la vista y que no molesten en el baúl.

Respecto del motor, parece acertada la idea de ir en busca de las mejoras en las prestaciones, disminuyendo el consumo de combustible y las emisiones. Por ese motivo más de uno se sorprenderá al enterarse que se trata de un 1,6L. Claro, eroga 156 caballos de fuerza gracias a un turbocompresor y es capaz de rendir sin denotar falencias.

Esto ya se lo ha comprobado con los Mini Cooper que, si bien son más livianos, poseen un gran rendimiento dinámico (se trata de un motor desarrollado en conjunto con el grupo BMW y que equipan también modelos de Citroen).

Uno de los beneficios inmediatos es su menor consumo de combustible, pero también es notoria la eficacia del impulsor por su suavidad y elasticidad. Esto se demuestra al rodar a baja velocidad en un cambio alto (por ejemplo a 60Km/h en sexta marcha) podemos recuperar mayores velocidades sin rebajar y el 3008 responderá sin inconvenientes. Su sexta marcha relaja al motor y otorga una mejora en el confort de marcha, la que es recomendable no solo para largas distancias en ruta, sino también para trayectos interurbanos, lo que además conlleva la reducción de consumo.

En pocas palabras, el Peugeot 3008 nos permite tener un combo de atributos que, a veces, parece difícil encontrar, pero que es posible tenerlos en esta nueva cruzada de las marcas por desafiar los límites de diseño y de usos diversos en un solo auto.