Test: Renault Fluence Privilege CVT

El modelo sufrió un pequeño restyling en cuanto a estética pero sigue manteniendo sus cualidades desde su lanzamiento: confort de marcha, espacio interior y capacidad de baúl.

Más Novedades de la industriaPruebas | conduciendo | 25/05/2015 | Compartir

A fines de 2010 llegaba al país el Renault Fluence, un modelo que se caracterizaba por tener un gran espacio interior y un confort de marcha admirable para el tránsito citadino. Cuatro años después, la marca francesa comenzó a comercializar el «nuevo» Fluence que no es un cambio de generación sino un restyling estético y algunas mejoras en su equipamiento.

El paso de los años no ha hecho que pierda sus principales características. Por eso mismo, mantiene el un espacio interior admirable. Las butacas delantes son cómodas y las posición de manejo es buena porque el asiento y el volante se pueden regular en altura y profundidad. Tema resuelto para altos y petisos.

Asimismo, las plazas traseras son una de las mejores del segmento. Hay espacio suficiente para las piernas y la altura al techo no es un problema. Tres adultos pueden viajar por unos kilómetros sin ningún tipo de problema. Para viajes largos el espacio es acorde para dos adultos y un niño. Hay que tener en cuenta que dispone de tres apoyacabezas y tres cinturones inerciales. Lo único para remarcar es el ingreso porque la «unión» entre el parante B y el C es bajo y hay que agachar la cabeza para ingresar sin golpearse.

Todo el habitáculo esta terminado con una combinación de colores grises y negros que le dan sobriedad. Tiene plásticos duros y blandos pero todos son de buena calidad. Al igual que las terminaciones que están por encima de la calidad MERCOSUR. Por encima de la consola central se ubica la pantalla táctil se podría haber ubicado de una manera más armoniosa para que no quede tan lejos del uso del conductor. El tablero es similar al model anterior con una serigrafía bastante clara y el indicador digital de velocidad en el centro.

Otro de los puntos a destacar con respecto a sus competidores es la capacidad del baúl que alcanza unos 530 litros y se puede colocar cualquier tipo de objetos. Por debajo del piso se guarda el neumático de auxilio que es de menor tamaño y con llanta de chapa.

El motor sigue siendo el mismo desde su lanzamiento. Un naftero de origen Nissan de 2.0 litros y 143 caballos de potencia que tiene buena potencia. Está claro que su fuerte no es la agilidad y la reacción, pero demuestra un confort de marcha de excelencia gracias a su suavidad y la entrega de potencia gradual. La unidad testeada en Conduciendo.com era la Privilige CVT, es decir que la motorización se asociaba a la caja automática CVT que lo hace un poco más peresozo en las aceleraciones y los arranque repentinos.

A velocidad de ruta -unos 130 km/h- el motor transita por debajo de la 3.000 revoluciones por minuto y ofrece un consumo de combustible de poco menos de nueve litros cada cien kilómetros. En ciudad los números se van a alrededor de trece litros en la misma distancia. En toda la prueba de Conduciendo.com arrojó un promedio de poco menos de once litros cada cien en el ciclo combinado.

Su dinámica es bantante diferente en ciudad que en ruta. Para el uso citadino se caracteriza por ofrecer un suave y silencioso andar, gracias a su buena suspensión y el despeje de la parte delantera que hace que no se sufra en los baches y los lomos de burro habituales. En ruta no es tan confortable como en ciudad. A altas velocidades se inclina en las curvas y sufre con los vientos laterales. Por supuesto, el control de estabilidad corrige todos estos vicios pero aún así son notorios. Tiene una buena distancia de frenada que se debe a que equipa disco ventilados en las cuatro ruedas, el sistema ABS y la distribución electrónica de frenado (EBD).

Su estética se unió a la línea de diseño que traen los nuevos vehículos de la marca. Así la parte frontal fue lo que más cambió. Tiene nuevos faros, la parrilla se agrandó con el logo de la marca en el centro y equipa luces de led diurnas. Diferente es en la parte trasera que las modificaciones son menos notorias porque mantiene la forma del baúl y las ópticas son las mismas, aunque los cambios son en su formato interior.

Uno de los puntos más llamativos de las características que lleva de serie es la pantalla delantera multifunción. Además, el sistema R-Link que muestra las funciones del equipo de sonido, del navegador satelital y de la cámara de retroceso. Se puede conectar el celular y otros dispositivos por Bluetooth, acepta comandos de voz y permite reproducir fotos y videos.

A su vez, el equipamiento basado en el confort cuenta con llave de reconocimiento a distancia al conductor, alzacristales eléctricos en todas las ventanas, dirección asistida, climatizador bi-zona, salidas de aire acondicionados traseras, encendido automático de luces y limpiaparabrisas, control de velocidad crucero, espejos exteriores rebatibles eléctricamente, volante multifunción con ajuste vertical, tapizado de cuero, techo corredizo eléctrico, camará de retroceso y asistente sonoro para el estacionamiento.

Otros de los ítems de seguridad que dispone son: seis airbags, ganchos isofix, alerta sonora para el olvido de luces encendidas, cinturón de seguridad no abrochado, baúl abierto, presencia de tarjeta llave, asistencia al frenado de urgencia (AFU), encendido automático de balizas (EAB) y control de tracción (ASR).

La conclusión es que el Renault Fluence continua manteniendo sus cualidades que lo pusieron como una opción considerable a la hora de comprar un sedán del segmento C. Su precio actualizado es de $274.900- justo por debajo del impuesto a los bienes de lujo. Posiblemente, ese valor este sostenido para no superar esa escala y así aumentar hasta casi $400.000-.